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Sanremo 2025: Mucho más que un festival, la última gran cita con la belleza

  • Foto del escritor: Oriol Margalef
    Oriol Margalef
  • 10 feb
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 15 feb

Faltan solo 24 horas para que arranque la 75ª edición del Festival de Sanremo, y una vez más, Italia se prepara para su ritual anual más emocionante. Desde el imponente y a la vez acogedor Teatro Ariston, se encenderán las luces de un escenario que no solo alberga música, sino historia, emoción y un pedazo del alma italiana. Pero Sanremo es mucho más que un concurso de canciones: es una celebración de la belleza en su forma más pura, un refugio para la música en un mundo cada vez más ruidoso.


Portada del Festival de Sanremo 2025 | Rai Italia
Portada del Festival de Sanremo 2025 | Rai Italia

En un panorama dominado por la inmediatez, los algoritmos y las listas de reproducción preconfiguradas, Sanremo sigue siendo un acto de resistencia. Aquí no hay filtros de TikTok, no hay canciones de 30 segundos hechas para viralizarse en redes. Aquí lo que importa es la emoción, la historia que cuenta una canción, la voz que la lleva, la interpretación que la eleva.


No importa cuántas veces algunos intenten darlo por muerto o lo reduzcan a un evento "anticuado", cada febrero Sanremo renace con una fuerza arrolladora, demostrando que la buena música sigue teniendo un espacio en la televisión, en la radio, en la vida de la gente. Aquí no gana el hit fácil, gana la canción que deja huella.


Una semana para detener el tiempo

Del 11 al 15 de febrero, Italia se paraliza. Durante cinco noches, millones de personas se sentarán frente al televisor, discutirán cada actuación, criticarán los vestidos, se enamorarán de melodías inesperadas y se indignarán con las votaciones. Sanremo es el único festival del mundo que es, al mismo tiempo, un espectáculo musical, un evento cultural y un debate nacional.

Este año, como siempre, cada serata tendrá su propia magia. Desde la primera noche, cuando escucharemos por primera vez los 30 temas en competencia, hasta el momento cumbre del sábado, cuando el ganador será coronado entre lágrimas y aplausos. En medio, viviremos la ya clásica serata de covers, donde veremos a artistas homenajear a los grandes de la música italiana e internacional, y ese momento especial de las "Nuove Proposte", la cantera de talentos que siempre nos deja nombres para recordar.


Pero más allá de la mecánica del festival, lo que hace que esta semana sea mágica es que nos devuelve a una experiencia colectiva que casi habíamos olvidado. En una era donde todo se consume de manera individual y fragmentada, Sanremo nos invita a compartir, a esperar, a emocionarnos juntos.


El Teatro Ariston, un santuario musical

Hay algo casi místico en el Teatro Ariston, ese pequeño gran templo donde todo sucede. No tiene la grandiosidad de una arena moderna ni la frialdad de los macroescenarios de los premios internacionales, pero posee algo infinitamente más valioso: un alma.

Cada artista que pisa esas tablas sabe que no está simplemente actuando en un festival: está entrando en la historia. Aquí han cantado gigantes como Domenico Modugno, Lucio Dalla, Mina, Adriano Celentano, Laura Pausini, Eros Ramazzotti... Y cada año, una nueva generación se suma a esta lista. En el Ariston, una canción puede marcar para siempre a quien la canta y a quien la escucha.


Las votaciones, una batalla apasionante (y polémica)

Hablar de Sanremo sin hablar de su sistema de votación es imposible. Como siempre, las diferentes noches estarán marcadas por la combinación de jurados: la Sala Stampa, el televoto del público y el jurado de las radios. Y como siempre, habrá polémica. Porque si hay algo seguro en Sanremo es que nunca gana el que todos quieren, pero sí el que más logra mover las emociones.

A lo largo de la semana, veremos cómo las posiciones van cambiando, cómo ciertos artistas sorprenden, cómo otros decepcionan y, sobre todo, cómo el sábado por la noche, todo puede cambiar en el último segundo. Lo que hace de este festival algo tan apasionante es que, hasta que se pronuncia el veredicto final, cualquier cosa puede pasar.


Sanremo no es solo música, es identidad

Sanremo no es simplemente un festival de la canción. Es una parte de la identidad italiana. Es como el fútbol, como la pasta, como el cine de Fellini o la moda de Milán. Es una tradición que atraviesa generaciones y que sigue emocionando a quienes lo ven por primera vez y a quienes lo siguen desde hace décadas.


En tiempos donde todo parece fugaz y desechable, festivales como este nos recuerdan que la música sigue siendo un arte, una emoción, una historia que contar.


Mañana, cuando se abran las cortinas del Teatro Ariston, no solo comenzará un festival. Comenzará una nueva página en la historia de la canción italiana. Y, como cada año, nos sentaremos frente a la pantalla, listos para reír, llorar, debatir y, sobre todo, emocionarnos.


Porque Sanremo no es solo un evento musical. Sanremo es un sentimiento.

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© Oriol Margalef & somcomm | 2025

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